El Vino Verde es único en el mundo. Un vino naturalmente ligero y fresco, producido en la región demarcada de Vinho Verde, en el noroeste de Portugal y tiene distintos tipos de productores.
Se elabora en la región de Entre Douro e Minho, al noroeste de Portugal, un área que nunca se constituyó como región propiamente, pero que albergaba alrededor de 48 municipios.
Protegida por las montañas y bañada por el mar, la Región de los Vinos Verdes alberga unas 21.000 hectáreas de viña y está bendecida por un clima ideal para la producción de vino verde de excelencia en sus tres variedades: blanco, rosado y tinto.
Cada año, los valles de la ribera sur del Miño, al noroeste de Portugal, acogen unos 85 millones de litros de vino verde producidos por cerca de 22.000 vinicultores.
Al contrario de lo que parece obvio, no es de color verde y ni siquiera se produce con uvas verdes. El nombre alude a los verdosos campos de su origen y también a la juventud, ligereza y frescura que le caracteriza.
Bajo el alcohol, y por tanto menos calorías, Vino Verde es un vino afrutado, fácil de beber, y funciona muy bien como un aperitivo o con comidas equilibradas: ensaladas, pescados, mariscos, carnes blancas, tapas, sushi, sashimi y otros platos internacionales.
Algunas personas recomiendan el vino verde para antes de comer, como aperitivo.
¿Cómo tomarlo?
Debe servirse frío, a una temperatura de 8 a 10ºC de preferencia. Esto sobre todo se aplica cuando el vino verde es blanco, pero si es tinto puede ser a unos 15ºC.
El vino verde no suele tener una graduación alcohólica muy fuerte, sino que es un poco inferior a la de otros vinos europeos. Lo suyo son más las notas frutales. En algunas etiquetas se anuncian tintes de pera y manzana, por ejemplo.
Las primeras reglamentaciones sobre el vino verde aparecieron a inicios del siglo XX, cuando se habló por primera vez sobre la región del vino verde. Estas regulaciones han evolucionado hasta lo que tenemos hoy en día. Actualmente abarca nueve subregiones: Amarante, Ave, Baião, Basto, Cávado, Lima, Monção, Paiva y Sousa.
El vino verde se suele hacer a escala doméstica. El vino sufre una pequeña fermentación maloláctica que le hace tener unas trazas de gas carbónico en la botella (aguja). A veces se le inyecta de forma artificial dióxido de carbono, para que el vino tenga algo de textura y sea más divertido.
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