Sobre el Trastorno de la Excitación Genital Persistente o orgasmo involuntario se conoce bastante poco. Quizá, el momento en que ganó notoriedad fue cuando nos enteramos del suicidio de Gretchen Molannen en el 2012.
La mujer estadounidense, que tomó la difícil decisión de quitarse la vida. Tomó este camino ya que no soportaba el tener una excitación genital espontánea, de manera repetitiva durante todo el día. Incluso en un solo día pudo sentir más 50 orgasmos seguidos.
Según un estudio de la OMS en 2013, el número de casos relacionados a esta patología, en el mundo, se encuentran entre 400 a 500 personas afectadas. ¿Quiénes son las personas más afectadas? Principalmente, las mujeres de entre los 25 a 75 años.
Esta condición se asocia a la excitación con hinchazón genital, la lubricación sin respuesta mental y el aumento de la sensibilidad en la zona. Lo más molesto de esto, es al ser involuntarios, pueden ocurrir en cualquier lugar.
Así, ya sea que la persona afectada esté en un espacio público o privado, puede sufrir de los orgasmos involuntarios en las situaciones menos deseadas.
Si bien aún no se sabe con exactitud lo que desata este trastorno/síndrome, se ha evaluado con atención que existen antidepresivos que podrían ser una de las causas.
Esta hipótesis es defendida por el Canadian Journal of Psychiatry, que desde 1983 han estado documentando los efectos secundarios en bostezos que producían una respuesta genital no deseada, y que atribuían al consumo de clomipramina (un tipo de antidepresivo).
Otras razones, son las que implican posibles lesiones fisiológicas de alteraciones al nervio pudendo, quistes perineurales o la congestión pélvica. Es decir, efectos en la zona genital u órganos sexuales.
El Síndrome de la Excitación Sexual Persistente (PSAS) o Trastorno de la Excitación Genital Persistente (TEGP) no están relacionados con lo que conocemos como Multiorgasmia, debido a que la PSAS se sufre de manera intrusiva, sin consentimiento previo o deseo de sentirlo, lo que se traduce en una experiencia totalmente diferente.
El orgasmo en este caso se vive como una pesadilla, y no de manera placentera. Para las personas que padecen este trastorno incluso se les hace difícil alcanzar el clímax en la actividad sexual, lo que no sucede con la multiorgasmia.
Sabemos que puede ser difícil consultar con nuestro ginecólogo y decirle con sinceridad todo lo que padecemos. Pero es importante reconocerlo, sincerarnos y saber pedir ayuda.
Los expertos aseguran que una manera de abordarlo es con terapia, la que también ayudaría a no ver el sexo o el placer sexual de forma negativa. Así, podremos recuperar nuestro deseo y apetito sexual. Inclusive, en algunos casos la mejor manera de calmarlos es a través de la masturbación.
Atrévete a conversar estos temas con total naturalidad. En The Label defendemos el debate abierto sobre la sexualidad, y seguiremos abordando temas que muchas veces son considerados tabús.
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